Me encantó este poema. De un autor -y amigo- contemporáneo, que por ahora se esconde en un pseudónimo. No por cobardía, sino por timidez. Rompo el cofre y ayudo a compartirlo...
Eureka
Tú, que te abrigas tan bien en verano.
Que conversas libre en los ascensores.
Que cabalgas en las cascadas.
Que te alimentas de los árboles.
Que no entendés de sobornos ni de sospechas.
Que volás por las aguas.
Que nadás en las montañas.
Que el verde te queda chico.
Que acobardás al colorado.
Que enamorás al rojo.
Que sos púrpura.
Vos, el embriague más lindo de un fin de semana largo.
El estribillo de esa canción que tenés en la cabeza.
El mejor final de un cuento.
El nombre que querés para un hijo.
Un marroc.
Los sugus.
Una isla de Kinder Buenos,
Chocotortas para siempre en las heladeras.
Vos, que sos el recreo.
Que todo el tiempo estás por llegar.
Que no llegás nunca.
Que silenciás a la muerte.
Que recitas estrofas perdidas de Alejandría.
Tú, el asiento vacío de un colectivo lleno.
La hora que querés que sea.
Una película que nunca viste.
Los caballos.
Los suspiros.
Vos, París.
Vos, Madrid.
Vos, Buenos Aires.
Vos, Pangea.
¿Te encerrás en los jardines?
¿Abrís los ojos?
¿Amanecés?
¿Por qué no sacamos canciones en la guitarra?
¿Por qué no leemos juntos?
-¿Cómo hago para no ver tu sombra? Me encandilás.
-¿Cómo niego los cuadernos de lengua? Me horrorizás.
-¿Cómo vuelvo a jugar a las escondidas?
-Así… retratándote en letras.
Por Anastasio Gómez
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